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juntas no Mass que éxitos.

MOLESTIAS MÁS FRECUENTES



  • Dificultad para dormir bien
Sobre todo en las primerizas, la ansiedad frente al parto que vendrá (miedo y deseo) se va haciendo más fuerte a medida que se acerca la fecha.
Consejos para disminuir las molestias: 
Llegue relajada a la cama. Tome un baño de agua caliente y elija un colchón cómodo, sus mantas y almohadas preferidas. Tenga la habitación con una música, TV o lectura tranquila, evite programas de carácter agresivo o música estridente. Que los dispositivos (gafas, audífonos) estén cerca. Si no puede dormirse no se obsesione ni tensione. 
Otros consejos:
cualquier actividad mecánica puede ayudar. Vaya a la cama solo si tiene sueño. Elimine las tensiones mentales, emocionales, sensoriales y físicas. También hacer la actividad física aconsejada por su obstetra. 
Postura para descansar: 

La mejor posición para descansar cuando se está embarazada es tumbarse de lado y con las rodillas flexionadas, así la sensación de mareo.
Dolor de Espalda:
Es aconsejable utilizar prendas cómodas. Del mismo modo es conveniente usar sillas cómodas, colocando cojines o almohadas en la porción lumbar de la columna. Lo ideal es evitar elevar peso desde el suelo; al agacharse, flexionar las rodillas y las caderas, cogiendo el objeto y levantarse estirando las piernas, evitando así la flexión de la columna vertebral.
Para la micción frecuente –polaquiuria- nocturna:
La mujer embarazada tiene que evitar beber muy tarde por la noche o ingerir bebidas que contengan cafeína, como el té, el café o la mayoría de las bebidas con gas, ya que estimulan los riñones e incrementan la cantidad de orina.
Calambres:
Si tiene calambres en las piernas, apretar con fuerza progresiva el pie contra la pared o pararse y elongar la pantorrilla suavemente, levantarse sobre la pierna entumecida le ayudará a aliviar el calambre y el dolor. Estos calambres pueden relacionarse con déficit de calcio en la dieta, por lo que conviene añadir derivados lácteos a la dieta, y consultar sobre suplementos con magnesio. Respirar hiperventilando dentro de una bolsa puede ayudar.
Miedos:
Sobre el aspecto psicológico de los problemas del sueño en el embarazo es aconsejable que comente sus dudas con su obstetra. Y acudir a clases de preparación al parto. La derivación a psicología será para determinados casos.
Medicación para dormir:
No se aconseja el empleo de hipnóticos dada la posibilidad de perjudicar la salud del bebé.
La comida:
Evite las cenas abundantes. Cene frugalmente. No se acueste inmediatamente terminada la cena, deje pasar al menos 2 horas. Evite comer en la cama cada vez que se despierte, porque puede empezar a despertarse a la misma hora sintiendo hambre.
La bebida:
No beba más de 1 vaso de líquido antes de acostarse. La leche tiene que estar tibia antes de acostarse, un vaso ayuda al sueño. 4 - 6 horas antes. No coma ni beba nada con cafeína. Tampoco beba alcohol porque perjudica al bebé y al sueño.
Cigarrillo:
Evite el Cigarrillo. Erradíquelo. El cigarrillo que fuma una embarazada o el que fuman los demás –mujeres que son fumadoras pasivas-, perjudica a su bebé. También la nicotina no favorece el sueño porque es excitante.
Sexo:
A menos que su médico indique lo contrario, el sexo durante el embarazo es seguro para usted y para el bebé, además de favorecer un sueño más relajado. Muchas mujeres encuentran que el embarazo las hace desear relaciones sexuales con mayor frecuencia. A algunas mujeres su nueva voluptuosidad las hace sentirse más atractivas. Eso sí, las posiciones que funcionaban antes del embarazo y en su primera etapa pueden volverse incómodas o poco seguras. La mujer debe evitar recostarse sobre la espalda después del cuarto mes del embarazo. Existen otras posturas como recostarse de costado o dejar que la mujer se coloque arriba.

  • Tu bebé está creciendo cada vez más
La panza se hace cada vez más notoria y está más pesada. Es probable que por la presión que ejerce el útero gestante se te hinchen las piernas especialmente al final del día o cuando estás mucho tiempo en la misma posición, ya sea de pie o sentada.
Es probable que por la presión que ejerce el útero gestante se te hinchen las piernas especialmente al final del día o cuando estás mucho tiempo en la misma posición, ya sea de pie o sentada. También se pueden hinchar otras partes del cuerpo como las manos, pero en general esto ocurre al levantarte. Por eso recomendamos que las mujeres se saquen los anillos  cerca del último mes. Situaciones de edemas más importantes exigen más atención. Tampoco es recomendable comer muy salado porque retenemos líquidos y eso se traduce en la balanza. Si bien el bebé aumenta de peso más que nunca en esta etapa (puede ganar hasta 200 g por semana) , las diferencias exageradas se deben al líquido que no se elimina. También la acidez se debe a la compresión que ejerce el útero, pero hacia arriba, hacia el estómago, reduciendo la capacidad gástrica. No se toleran grandes cantidades de alimentos por comida. Es común que se prescriban antiácidos que son inocuos para el bebé y permiten que la mamá se alimente correctamente. Hacia abajo el útero aprieta la vejiga y también disminuye su capacidad, así que siempre hay que tener un baño cerca.
El fantasma en este período es el parto pre- término. En muchos sanatorios hay tecnología y personal capacitado para atender los bebés prematuros y si bien existen resultados muy satisfactorios, lo mejor para el bebé es la panza de la mamá para que madure. Así que si se experimentan contracciones, consultar al médico para detectar si se necesita reposo o alguna medida adicional, como inhibidores de las contracciones. Por eso una de las preguntas de las consultas es si hay contracciones porque pueden alertar sobre una amenaza de parto pre-término. En ese caso el médico efectuará un tacto. A no asustarse! El tacto no entraña peligro para el bebé y tampoco es doloroso. Es frecuente que después del tacto aparezcan unas gotitas o hilitos de sangre mezcladas con el flujo habitual. Esto es similar a lo que pasa cuando nos cepillamos los dientes. Todas las mucosas son más frágiles.
Las consultas son cada vez más frecuentes. Entre las 28 y 36 semanas citamos a las pacientes una vez por mes, excepto casos especiales. Luego son semanales hasta el parto. Esto varía según cada caso, pero lo que es seguro es que son más seguidas. Como siempre controlamos peso materno, altura uterina, contracciones, tensión arterial, edemas y escuchamos al bebé.
Dentro de los estudios que pedimos se encuentra una ecografía para controlar el crecimiento fetal y el líquido amniótico, que se puede repetir cerca del término para calcular el peso fetal. Este dato tiene más error cuanto más nos acercamos al final porque al peso estimado se le debe restar y sumar 15% para determinar el rango de peso. Por eso se correlaciona con la ganancia ponderal materna, la altura uterina y la contextura de ambos padres. También seguimos con los estudios de sangre y orina, que incluyen la coagulación en el último en caso de necesitar una cesárea. Por lo mismo se pide un electrocardiograma. Uno de los  estudios del final son los monitoreos fetales ocasión para escuchar el corazón de nuestro bebé durante un rato en las semanas previas a su nacimiento. En caso de ser normal se informa como “reactivo” y habla de salud fetal.